Viveros de empresa: cultivando el futuro
Son mucho más que lugares de asesoramiento o espacios de trabajo compartido. Estar en ellos puede duplicar tus posibilidades de éxito como emprendedor. Como casi siempre, EEUU los creó para luego exportarlos al resto del mundo. Hablamos de los viveros de empresa, lugares que van más allá de ser solo sedes físicas ya que aportan muchos recursos.
Se trata de espacios donde se cuenta con una infraestructura física y técnica, pero donde además el emprendedor puede contar con el asesoramiento que necesita. Y no solo asesoramiento: también es posible contar con servicios de formación o de mentoring, es decir, esa especie de tutorización tan necesaria para organizar la forma en que la empresa pasa de ser una idea a ser una realidad.
Según el Ranking 2024 de Funcas, la Fundación de las Cajas de Ahorro sobre los servicios que prestan los viveros y aceleradoras de empresas en España, se trata de espacios con un papel fundamental como impulsores y facilitadores del emprendimiento ya que “estimulan la generación de ideas de negocios, respaldan el establecimiento de nuevas empresas y facilitan su desarrollo al colaborar con proveedores de consultoría y recursos. Su enfoque está orientado a promover el desarrollo de empresas en sus etapas iniciales con ideas innovadoras”.
Los promotores de los viveros son en su mayoría entidades públicas, ayuntamientos en el 45% de los casos, seguidos de las Cámaras de Comercio, 19,8 %, las Diputaciones (8,79%) y las universidades públicas (5,49 %). Es, en cambio, muy residual la titularidad privada, que representa únicamente un 7,7%.
La mayoría de los viveros, casi la mitad, se encuentran en zonas urbanas. Los polígonos industriales son la segunda localización mayoritaria, en un 26,4 %, mientras que la tercera ubicación, casi un 10%, son los parques tecnológicos. Solo 4,4% se localizan en el ámbito rural.
Se pueden clasificar atendiendo a diferentes parámetros. De manera clásica se establecía un criterio clasificatorio en relación a su nivel de especialización. Otros autores defienden la tipificación en función de su origen e intenciones futuras, por ejemplo, viveros públicos o centros de innovación de negocios, viveros privados, corporativos e independientes o viveros universitarios.
Es cierto que acceder a ellos no es como entrar en un coworking y pedir una zona de trabajo a través del pago de una cuota: en muchos casos, formar parte de uno supone pasar un proceso de selección y adelantar cuál es la idea y el equipo con el que se cuenta para desarrollarla, de modo que se ponga la primera piedra para tener oportunidades de desarrollo y de negocio.